Desde 1974 este taller de edición de serigrafía realiza obra gráfica original, de reconocidos artistas.
Son ediciones de tirada muy limitada, numeradas y firmadas por el artista, que permite a coleccionistas,
particulares, empresas, profesionales de la decoración y galerías de arte, adquirir piezas originales a
precios asequibles. Realizamos ediciones exclusivas, también
por encargo, que, por su singularidad,
serán un perfecto regalo de empresa. www.joseluismurcia.es


07 abril 2018

Presentación de la carpeta "Paisajes de la tierra llana" de Manuel Sierra en la Fundación Segundo y Santiago Montes por Mª Antonia Salvador



PAISAJES DE LA TIERRA LLANA

DE MANUEL SIERRA

María Antonia Salvador


            Concibo este texto situada en el ojo del huracán, en el vórtice, inmóvil,  en el centro ordenado y silencioso en el que el artista, en absoluta soledad,  construye su obra  y la habita. Hace poco le he visitado por primera vez, tras esa larga amistad tanto tiempo construida, porque yo conozco a Manuel Sierra de aquellas lejanas experiencias en las que compartimos esperanzas, el miedo, la mirada distante, el  debate, la proximidad de la amistad imperecedera labrada en una época de combate, cuando éramos jóvenes, alegres, temerarios y felices: mil anécdotas que nos llevarían a un tiempo infinito en la distancia. Pero de aquellos tiempos pasados conservo, sobre todo, una imagen de joven abierto siempre alegre, fuerte, poderoso, con pelo negro, negro negrísimo, envuelto y comprometido en mil batallas. La amistad es intensa y misteriosa, puedes hablar durante horas sin haberte visto durante años, siempre es objeto de vivencias cálidas y estimulantes que nos alejan del sufrimiento y nos devuelven la alegría.
            En su casa, en esa casa habitada, laberíntica, irregular, la casa de los mil recuerdos, libros, carteles, cerámicas, platos, corales, cestas y cestillos, telas, cuero, madera, piedras, hierro, cobre, bronces y cuadros, carpetas, libretas, pinturas y pinceles. La casa de los mil viajes, de los miles de amigos. Una casa llena de vida, la de él y la de los otros.
            En la ventana, en torno a una infusión roja de hibisco, la tarde se nos fue en el horizonte. Manuel habla, mientras contemplas su obra y apenas tienes tiempo de observar y escuchar tantas cosas a la vez. La pintura, me dijo, es un oficio silencioso y solitario, pero yo desde esta ventana recorro el horizonte, distinto en cada estación, puedo oler la tempestad que se cierne sobre Babia, huelo y veo Babia, puedo ver el lobo que la recorre silencioso. Desde aquí observo el mundo, veo esa tierra en la distancia, las tierras remotas, las que conocemos de oídas. Libertad y aislamiento serán las recompensas del creador. Intuitivo y creador de un estilo propio único e inconfundible, nos rememora el paisaje que hemos habitado, nuestros paisajes cotidianos, de ese pasado nuestro,  de tantas incertidumbres  frente a la incertidumbre del destino. Esos en los que nos encontramos en el humano laberinto de uno mismo, en la realidad visible de lo que hemos sido.
            Cuando sales de Cabrillanes a los ocho años y solo vuelves en los veranos, añoras su olor, recuerdas a D. Fidel, mi primer maestro en Cabrillanes, me dice. Más tarde la llegada a Valladolid no fue fácil, la dureza de la ciudad hacía que a veces la añoranza del paisaje fuera dolorosa. Una vez, hace tiempo, me contó que cuando llegaba en tren a Babia, él salía corriendo y se rebozaba entre la hierba, la masticaba, saboreaba su olor y su sabor hasta muy dentro  para no perderlos. En Valladolid tiene un recuerdo casi amoroso hacia su profesor de dibujo del Instituto Zorrilla, Adrados,  que le contaba lo difícil que resultaba su calificación entre la belleza y el trazo firme de sus dibujos artísticos  y lo incompleto de los dibujos lineales. La otra forma, me señaló, de construir el espacio.
            Su obra es el reflejo de su carácter: culto, afable, divertido y fiel a la amistad. Frente a las ilusiones ya perdidas de un  mundo nuevo, se entregó al arte con disciplina, tenacidad  y constancia, poco a poco su obra entró en nuestras vidas  y nos condujo  a la  realidad  de nuestro paisaje  y de nuestras vivencias infantiles, a nuestros recuerdos  más queridos, a las sucesivas estaciones y sus frutos y ocupaciones a esos cuartos con lo imprescindible, la ventana la luz que penetra, si el pintor es diestro, la luz siempre desde la izquierda, o el viento que lleva las hojas de los arbustos flotando al interior del mirador, el libro, la camilla, la hoja en blanco, el cobertor, el chocolate, en fin pasamos así de lo débil y pasajero  de nuestra memoria a la imagen final de la obra de arte, en donde se mezcla la intuición y la visión  clara de nuestra mirada. Su obra nos familiariza con esa geografía emocional, descrita por Ilse Logie y Eduardo Martínez de Pisón. Es la memoria que condiciona el  presente y activa nuestros sueños infantiles, los ritos y los juegos de entonces, se aprecia el detalle, se disfruta y se comparte.
            En La Meditación y el arte de dibujar nos dice Wendy An  Greenhalg: “cuando dibujamos y miramos con atención plena  nos estamos encontrando con el mundo de una forma íntima que tal vez  no experimentamos  en ningún otro sitio. La conexión  que formamos con lo que estamos dibujando va más allá de las palabras y la mente pensante. Es la rotación de  los cuerpos en el espacio, una relación intuitiva  del  espíritu en la que empezamos a percibir  la naturaleza misma de las cosas  y cuando esto ocurre podemos ser ellas. Estar absorto en una actividad  es ser uno con el espacio con el que calmar  y acallar la mente”. Este texto me pareció el reflejo de Manuel Sierra en su taller: uno mismo con el paisaje. Y es que el artista tiene un mundo en su cabeza pues, como dice Adam Zagajewski, “solo en la belleza creada por otros hay consuelo”.
            Tengo en mi casa un  cuadro de un metro cuadrado de Manuel Sierra, de esos paisajes acuáticos y verdes de la Babia. Y este año, con la pertinaz sequía que hemos  sufrido y que personalmente tanto me afectaba, cada mañana, cuando contemplaba desde mi ventana la sequedad del aire, mis ojos se detenían en ese mundo acuático como único consuelo
            Con el tiempo poco a poco y desde su ventana decía Manolo: “la belleza de todo paisaje acaba por seducirte y conmoverte”. Esta frase me recordó dos lecturas. Una, la de La sombra del ciprés es alargada, en la que Miguel Delibes nos describe la llegada de su protagonista a la ciudad de Ávila, con la expresiva imagen: “me quedé perplejo, miraba cómo caía la nieve y la belleza excepcional de la ciudad muerta”. Y, otra, la de El jardín de los frailes, de Manuel Azaña, cuando se sincera al afirmar: “en la edad de las emociones bellas, me sobrecogió el paisaje“. Manolo alude a  esa Castilla  y su pan candeal, ya encetado, esa Castilla seca y árida es ahora para mí colosal: Soria, Valladolid, Zamora todo el paisaje, abandonado casi vacío que conserva aún las construcciones primigenias.
            Y, así, frente a los verdes, acuáticos y nevados paisajes de la Babia, comenzó Manuel a abrir esta carpeta  que estaba dormida, dormida,  me dijo,  a ras de suelo. Yo iba como quien mira sin ver hasta llegar al tesoro porque mientras mis ojos estaban acostumbrados a los verdes de sus montañas, a los tonos plateados de sus cielos fríos y acuosos, todo brillaba como el oro y mis ojos viajaban ya cerrados al pasado  de este paisaje seco, árido que tanto tiempo he habitado. Fue entonces cuando me invitó a presentaros hoy aquí esta obra nueva y dormida. Confieso que me estremecí. Recordé entonces las palabras de Tomás Salvador, poeta que también frecuenta esta casa, cuando escribió aquello de que “dormida, la pasión aguarda. La pasión es un don, el viento deshace las ramas, cultiva la pasión hasta que le salgan raíces poderosas al árbol de la vida”.
            Una pasión que transmiten los Paisajes de la Tierra Llana, formando tres paisajes sin figuras, en silencio, un silencio que es patrimonio de su obra. Y aquí estoy, incrédula, a este lado de la mesa, aunque mi sitio siempre estuvo al otro lado. Hoy éste es un riesgo hoy  deliberadamente asumido. Gracias, Manuel, por invitarme a presentar esta obra dormida; gracias, María, por acogernos  en esta sala, blanca, diáfana  en la que siempre recuerdo la mirada trasparente de Katy Montes – siete años ya de su partida -  y gracias a todos por venir, porque todos sabéis que en esta sala clara y limpia siempre se disfruta de la sensibilidad y la belleza. Decía Luis Borges que los objetos cotidianos duran más que nuestro olvido. Hoy la fascinación del dibujo ha derrotado al tiempo, porque el naufragio de nuestro mundo solo queda  en nuestra mirada remota. El mundo cambia y cuando nos queremos dar cuenta es otro y ese pasado solo se asienta en lo que ha sobrevivido.
            Tres paisajes sin figuras,  pensé, los paisajes de Manuel Sierra, pero en los que  podemos ver, si nos fijamos bien, la mano del hombre: el adobe,  la tierra trabajada, el cereal y la paja con la que construye sus casas y tejados, los surcos que se hunden  en la tierra, esa tierra oscura, casi negra, que es verde en primavera,  que amarillea con el trigo en sazón y se hace blanca con la helada, los pájaros que la sobrevuelan y esos pueblos de casas apiñadas. Son como el caparazón de un animal telúrico,  esos pueblos de casas agrupadas que no puedes distinguir si salen de la tierra o penetran en ella hasta confundirse con ella y desaparecer. Paisajes silenciosos y silenciados,  solo presentes en nosotros, constituyen la esfera temporal de nuestros recuerdos.
            Dormidas a ras de suelo, Paisajes de la Tierra Llana sostienen el paisaje en el aire, un viaje en el tiempo, un recorrido hacia nuestro pasado. Los espacios se hicieron planos, aunque matizados por las leves formas del paisaje, que le aportan su fisonomía inconfundible: páramos, cerros testigo, alcores, colinas, tesos,  motas, ataquines se cruzan con mis recuerdos. Unas líneas sencillas, pero pensadas, discurridas  sobre el plano, creando un horizonte infinito que habíamos perdido, por más que pervivan como la naturaleza de otros tiempos, sin rastrojos secos. Es ese paisaje nuestro sin valor, de la belleza añorada,  del verde a la belleza vivida, la belleza del surco enraizado en la tierra que doblega el desierto seco. Ese paisaje dibujado en el que vivimos tiempos difíciles, que nunca desaparecerán de nuestra memoria. Los contemplamos como una mirada silenciosa, que es en realidad un intento fallido  para volver  en el tiempo a nuestro mundo perdido para siempre y nunca olvidado.
            Esa luz cenital que cae pesada sobre el pueblo diminuto,  como a vista de pájaro, o el orgulloso y solitario palomar que ese sí, ese que emerge altivo entre los surcos. Esa luz de la siesta que dora el cielo, ese cielo dorado  nos trasmite su calor, su peso pesado sobre el paisaje solitario de la siesta. Pero, cuidado, mira bien  atento: es en  esta hora de la siesta cuando sale el topo, escondido en la oscuridad, el topo no sale al fresco de la noche. La noche en ese pueblo que se hunde en la tierra es fresca y ruidosa, en la oscuridad de la noche  pueden verte, pero en el calor dorado de la siesta, cuando el sol cae a plomo, nadie te verá. Es así como puedes comprobar que el paisaje  esta habitado de figuras  que esperan, que escuchan, salen y entran. Tú puedes verlo.
            En estos pueblos, redondos, sin sombra, escondidos entre los surcos sembrados y palomares, todo puede ocurrir, encuentros y despedidas, pueden merodear el lobo o la víbora  La figura nos mira, desde dentro del cuadro, escondida, invisible, pero está. La relación entre el interior y el exterior es difusa, pues el que ve, el que mira, también es visto. Los ojos también tienen tacto. Retornamos así a la materia de las cosas en busca de sentido. Ese paisaje, en fin, es la abstracción de lo visto, lo vivido, lo soñado lo recordado, lo recorrido y lo perdido. En ese paisaje en el que aún esperan agazapados y perdidos nuestros sueños.
            En el paisaje alguien se va quizás para siempre. O alguien está a punto de llegar y mirar frente al cielo, a este cielo de oro, pesado, caluroso y seco. y frente al frío cielo plateado del color del acero que recorre los cielos de las sierras y montañas verdes y húmedas. Los cielos cálidos, los bosques secos, los páramos sedientos, frente a la hierba  y el frescor de los árboles, los olores de la jara y el romero, del tomillo, de la lavanda  y la silueta de la encina seca.
            Limitado a los bordes, el artista nos muestra un paisaje infinito, tan infinito como nuestra mirada perdida en nuestra memoria, en la memoria de aquel pasado nuestro remoto, que se convierte en presente a cada instante. Son paisajes en soledad, durmientes, en suspensión, abiertos  y anchos, sin senderos ni veredas, sin mapas  en los que perdernos o encontrarnos. Es la belleza de lo sencillo, el paisaje inmóvil, la mirada de lo cotidiano. Concebido con talento, con sensibilidad, con sentido del tiempo y del espacio, y captado y reproducido fielmente por la pericia de José Luis Murcia y de Yolanda, cuya sintonía con el artista se muestra perfecta.
            Somos la última generación con recuerdos de una tierra abandonada, tenemos en nuestros recuerdos la eterna belleza del origen de esta tierra simple. La contemplación de estos paisajes nos lleva a la realidad de ese mundo vacío que se desvanece ante nosotros, de un paisaje que se desliza en el tiempo, perdido de nuestra memoria. Paisaje abandonado, solo, pero paisaje vivo en el recuerdo y en nuestra percepción del mundo que nos rodea. Desertores como somos de una tierra  baldía, somos dueños del silencio y el vacío que nos envuelve, sin preguntas, mudos. Dejó escrito Leonardo da Vinci: “y los ríos perderán sus aguas y la fructosa tierra no podrá impulsar ningún renuevo y no crecerá sobre los campos la inclinada belleza de la espiga”.
            Pero  hoy, LO NUESTRO, LO DE HOY ES EL ORO. Aquí lo tenéis. Que os lo explique el artista, porque, como dijo Alberto Ruy Sánchez, en su Noción del Arte, “creo fervientemente que toda forma es contenido”


19 marzo 2018

El viernes 6 de Abril, presentación de la carpeta "Paisajes de la tierra llana" de Manuel Sierra, en la Fundación Segundo y Santigo Montes, a las 20 horas





Esta carpeta contiene tres serigrafías de 
Manuel Sierra con título "Paisajes de la tierra llana".
La edición consta de 55 ejemplares, 
numerados del 1 al 55, más 4 no venales.
Estampada por José Luis Murcia 
en papel Biblos de 250 grs.
Se hizo la edición durante el año 2017 en los 
Talleres de Serigrafía HerMur de Valladolid.
Numeradas y firmadas a mano por el autor.

Medida papel 50x35 cm
Carpeta disponible: 250 €





12 febrero 2018

El viernes 16 de Febrero, presentación de la carpeta "Con pan y vino se anda el camino" de Manuel Sierra. En la Galería "Espacio 36" de Zamora.

Esta carpeta contiene tres serigrafías de 
Manuel Sierra con título "Con pan y vino se anda el camino".
La edición consta de 30 ejemplares, 
numerados del 1 al 30, más 4 no venales.
Estampada por José Luis Murcia 
en cartulina kraft 250 grs.
Se hizo la edición en el mes de Mayo de 2017 en los 
Talleres de Serigrafía HerMur de Valladolid.
Numeradas y firmadas a mano por el autor.
Medida papel 50x35 cm

Carpeta disponible: 250 €




09 octubre 2017

Manuel Sierra "Lo que miran esos pájaros".



Esta carpeta contiene cuatro obras con título 
"Lo que miran esos pájaros".
La edición consta de 50 ejemplares, numerados del 1 al 50, más 4 no venales.
Estampada en sistema digital sobre lienzo.
Se realizo la edición en el mes de mayo de 2017
en los Talleres de Serigrafía HerMur de Valladolid.

Numerada y firmada a mano por el autor
Medida mancha: 31x31 cm
Carpeta disponible: 200 €

12 septiembre 2017

Mon Montoya. "Diario de un sumergido".


Esta carpeta contiene seis serigrafías de
Mon Montoya con título "Diario de un sumergido".
Ha sido editada por Analistas Financieros Internacionales 
con motivo de la celebración del treinta aniversario de su fundación (1987/2017)
La edición consta de 70 ejemplares, numerados del 1 al 70, más 10 no venales.
Estampada por José Luis Murcia 
en papel Arches BFK Rives de 300 grs.
Se hizo la edición entre los meses de junio y julio de 2017
en los Talleres de Serigrafía HerMur de Valladolid.

Numerada y firmada a mano por el autor
Medida mancha: 61x46 cm
Medida papel: 84x69,5 cm



Mon Montoya

Mérida (Badajoz) 1947.
Realiza sus primeros estudios en las Escuelas de Artes de Ciudad Real y Madrid.
Obtiene una Bolsa de estudios para el extranjero de la Dotación de Arte de Castellblanc,  ampliándolos en el Centro Scolástico per le Industrie Artistique de Lugano (Suiza).
En 1971 ingresa en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid donde obtiene la licenciatura de Bellas Artes en 1975.
Beca del Ministerio de Cultura para la investigación de nuevas formas expresivas.
Resident Yaddo Harriet y Esteban Vicente en The Corporation of Yaddo. Saratoga Springhs. (USA).
Representa oficialmente a España en la XIV Bienal Internacional de Sao Paulo (1978) y en la XI Bienal de Paris (1980).
Así mismo, participa en otros certámenes y exposiciones de Arte Español contemporáneo en diversos países, en bienales y concursos nacionales.Su obra figura, entre otros, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y pertenece a la colección permanente de artistas extremeños del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz (MEIAC).




03 noviembre 2015

Félix Cuadrado Lomas (Nueva edición obra gráfica)

Ya esta a vuestra disposición dos nuevas serigrafías de 
Félix Cuadrado Lomas




Serigrafía a 8 tintas
Papel: Bliblos 250 grs.
Medidas: mancha 23.5x21 cm, papel 30x30 cm, 

Edición limitada a 35 ejemplares firmadas y numeradas por el autor (2 de diciembre 2015)


El precio de cada una es de 90 €
Adquiriendo las dos 160 €

Telf.: 630 90 32 07
Correo: info@joseluismurcia.es

                                         www.joseluismurcia.es


19 mayo 2014

Félix Cuadrado Lomas. Edición Obra Gráfica en Serigrafía “Tierras construidas” para el Congreso SEPAvalladolid2014. Texto de Ramón Torío y con la colaboración del Dr. Julio Galván como Presidente del Comité Organizador

La edición

La firma

La obra




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Nace Félix Cuadrado Lomas en el barrio vallisoletano de San Andrés en 1930. Hace sus estudios primarios en la capital castellana y, posteriormente, cursa disciplinas de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos. A partir de este momento puede decirse que toda su actividad artística es obra de un constante ensayo y esfuerzo autodidacta.
Desde niño, pasa largas temporadas en el pueblo palentino de su madre, Calzada de los Molinos, vecino de la monacal Carrión de los Condes, en plena ruta Jacobea. Allí se familiariza con el paisaje cerealista de la zona y de las faenas de la labranza que conoce en casa de sus tíos: arar, sembrar, siega y trilla, así como todo lo relacionado con los animales, especialmente mulas, que luego pasará a formar parte de su particular iconografía.
El futuro pintor comienza en este ambiente a ordenar sus sensaciones ante estos paisajes de la infancia que constituyen, como para todos nosotros, el paraíso terrenal al que siempre regresamos una y otra vez en la vida.
Expone por primera vez en los años sesenta, y monta su estudio en una buhardilla junto a la Catedral, donde prepara exposiciones que aportan un nuevo aire a la interpretación del paisaje castellano que entonces se hacía.
Opta por ofrecer una visión cubista de formas y volúmenes que tan bien encajan en la geometría del paisaje de Tierra de Campos y que, más adelante, será tomada como el verdadero rostro de Castilla. Santiago Amón escribió al respecto: “Se parcela, trocea, divídese y se subdivide en tantos planos cromático-geométricos como facetas tiene el suelo y destellos la luz”.
En 1975 traslada su estudio al vecino pueblo de Valladolid, Simancas, en un momento en que varios pintores y artesanos toman la misma dirección y se instalan en la villa simanquina, formando un conjunto de amigos que serán conocidos como “Grupo Simancas”. Cuadrado Lomas se encargará de fijar la nómina de los mismos en un retrato que los muestra vestidos con traje de luces, obra a la que titula con expresión casi metafísica “Toreros antes del paseíllo” (1987). Se trata de una clara alusión a los artistas que se la juegan en el mundo de las artes, como sus compañeros Gabino Gaona, Jorge Vidal, Paco Sabadell o Domingo Criado.
En el pueblo simanquino sigue pintando y, según una tradición en el oficio que proviene del Renacimiento, también aborda la obra gráfica con dibujos, grabados, serigrafías, etc., que el autor valora en el plano estético al mismo nivel que su obra principal de pintura al óleo sobre lienzo.
Con sus trabajos gráficos compone una serie libros de mulas, palomares, tierras, y flores que aparecen acompañados por textos de sus amigos poetas y escritores, como Justo Alejo, Francisco Pino,  Emilio Alarcos o Blas Pajarero.
La serigrafía que se presenta en esta carpeta, numerada y firmada por el autor, forma parte de esta obra gráfica en la que el taller de José Luis Murcia ha conseguido mantener el temblor de la creación original realizada al aire libre, en ese trazo que caracteriza la obra de Cuadrado Lomas.
Cumplidos los 83 años, continúa su rutina diaria trabajando en su estudio cuando hay buena luz y la salud deja. Algunos amigos bromean con el Maestro: “Te va a pasar como a Tiziano, que a los 90 hizo su mejor obra”. Nos reímos todos esa tarde en su estudio, pero lo cierto es que los óleos de bodegones que nos ha enseñado superan lo que uno se podría imaginar de este género, que hace tiempo quedó arrinconado en la historia de la pintura, y que bien pudieran convertirse en paradigma de la modernidad como resumen del largo y siempre cambiante río del arte.

Ramón Torío
Valladolid, abril de 2014

16 septiembre 2013

Montse Motos Jiménez

Proceso de producción de la serigrafía para la Fundación Secretariado Gitano.
Obra en papel Biblos de 250 grs. Estampada a 9 tintas. Lámina de 27x65 cm.
Edición de 50 ejemplares







Es la imagen de una bella mujer gitana bailando con los brazos en alto, muestra ante todos con ese gesto que quiere compartir su gran alegría, que es tan positiva como la luz del sol. Tiene tanto arte y gracia bailando que hasta el estampado (flores) de su vestido colorao parece que se arremolina y cobra vida (se sale del vestido).
Los volantes simulan el movimiento de las corrientes de los ríos pero a la vez están enmarcados en forja. Esta estructura-trampa de “chatarra” es la realidad de la gran mayoría denunciando con este recurso la exclusión social y pobreza en la que mal vivimos. No podemos ignorar, ni olvidar que esto sucede en nuestro entorno, en nuestra ciudad, en nuestro país y en nuestra comunidad económica europea.
¡No la dejes sola!

No me limito a representar, con esta obra quiero sugerir; calor, luz, alegría, movimiento, delicadeza, amabilidad, simpatía, dignidad, frescura, misterio, esperanza y estabilidad .

                                                              Montserrat Motos Jiménez



28 diciembre 2012

Manuel Sierra "El paso de los días"

El artista babiano Manuel Sierra presentó en la librería Marne de Villablino su nueva obra, ‘El paso de los días’, una carpeta con cuatro láminas en las que este creador se asoma a otras tantas visiones de su montaña natal, paisajes que cambian con el paso de las estaciones. La carpeta se limita a 60 ejemplares (tantos como años tiene el autor), todos numerados y firmados.


josé rodríguez




"El paso de los días"
-Carpeta con 4 obras
digitales sobre lienzo
-medida -53x20 cm.
-edición: 60 ejemplares

Disponible: www.joseluismurcia.es

17 diciembre 2012

Grrraf en la exposición de la Feria Casa//Arte


Grrraf  presenta Obra Gráfica en Serigrafía de los artistas: 

Enrique Marty
Marina Nuñez
German Gomez
Noemí Villamuza
Pepe Medina
Félix Ruiz

Feria Casa//Arte
Colegio Oficial de Arquitectos

C/ Hortaleza 63, Madrid. 
Del 18 al 23 de diciembre 2012








Obra realizada en nuestros talleres

30 noviembre 2012

Bodega Hiriart presenta la Carpeta “COSECHA” de Manuel Sierra, vinos tintos entre pinturas, literatura y música en La Cantina.

En la tarde de hoy, viernes 30 de noviembre, tendrá lugar la presentación de los tintos Crianza y Roble de la bodega Hiriart. La encargada de llevar a cabo este evento será la familia Muñoz, de Cigales, en La Cantina, restaurante de la Plaza Mayor de Valladolid de otro cigaleño, José Luis Martín. Y lo harán rodeados de grandes amigos, como el pintor Manolo Sierra, el escritor Gustavo Martín Garzo y el músico Mario Carrasco.

Estos vinos serán presentados en muy grata compañía. El pintor leonés afincado en Valladolid Manolo Sierra, que diseño hace cinco años la imagen de la bodega y de los vinos Hiriart, presentará una carpeta digital sobre lienzo que ha sido denominada 'Cosecha'. Se trata de 60 carpetas con cuatro obras de Sierra sobre el vino, editadas por José Luis Murcia.

Durante la presentación, el escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo, que atesora importantes premios como el Nacional de Literatura de 1994 por 'El lenguaje de las fuentes'; el Nadal de 1999 por 'Las historias de Marta y Fernando', el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2004 por 'Tres cuentos de hadas', el Premio 150 Años de El Norte de Castilla en 2006 y el Castilla y León de las Letras en 2007, dirigirá unas palabras relacionadas con la cultura del vino a los asistentes a una acto que contará también con la música de Mario Carrasco.

"COSECHA"
-Carpeta con 4 obras
digitales sobre lienzo
-medida -53x20 cm.
-edición: 60 ejemplares

www.joseluismurcia.es

18 agosto 2012

Marco Temprano "El color de las pajaritas"




"El color de las pajaritas"
-Carpeta con 8 obras
digitales sobre lienzo
-medida -45x33 cm.
-edición: 40 ejemplares
Disponible: www.joseluismurcia.es


El color de las pajaritas                                                         a Emma

Hace mucho tiempo, en un lejano país situado a la izquierda del
horizonte, en una isla llena de árboles y arroyos vivían las pajaritas alegres
y contentas.
En ella crecían los pomotos, arbustos de hojas lobuladas y frutos de
colores que eran el alimento preferido de las pajaritas.
Había pomotas rojas, amarillas y azules.
Las pajaritas se volvían del color de la fruta que comían.
Al engullir las pomotas su jugo se repartía por todo el cuerpo
adquiriendo ese color. Pues por ser de papel no tenían estómago que
retuviera el alimento.
El color lo perdían por la noche cuando la blanca luna las bañaba con
su reflejo.
Por ello todos los amaneceres se despertaban blancas.
Blancas y hambrientas.
Y dando saltitos como los gorriones se iban presurosas a desayunar.
Las que comían pomotas rojas se iban sonrosando, adquiriendo más
fuerza en su color dependiendo de la cantidad que engulleran.
Las que comían pomotas amarillas se ponían amarillas.
Las que preferían las pomotas azules se iban coloreando de azul.
De esta forma, después del desayuno eran todo colorido.
Si comían un menú variado sus colores también variaban.
Así si comían pomotas rojas y amarillas se volvían naranjas.
Si comían pomotas amarillas y azules se volvían verdes.
Las que comían pomotas azules y rojas se volvían violetas.
Y las glotonas que comían rojas, amarillas y azules se volvían
negras, se solían poner muy malitas y el día siguiente lo pasaban de blanco
pues no las apetecía comer.

Con este pequeño cuento, escrito en 1987, trataba de explicar la
teoría del color a mi hija Emma. Las ilustraciones, realizadas en los dos
años siguientes con témperas y tinta china –sobre papel Basic de 29,5 x 42
cm.–, han estado durmiendo hasta que, ahora, ven la luz dentro de esta
Carpeta, editada de la mano de José Luis Murcia, que consta de 40
ejemplares venales numerados 1/40 a 40 /40.

www.joseluismurcia.es

12 enero 2012

III BIENAL DE GRABADO AGUAFUERTE PROVINCIA DE VALLADOLID


En Valladolida a 17 de Diciembre de 2011, se reune el jurado del premio de grabado Aguafuerte Provincia de Valladolid, compuesto por:

D. Jose Luis Murcia
D. Enrique Reche
Dña. Cristina Moneo
Dña. Rosario Pérez
Dña. Mercedes Vecino

y acordando por unanimidad conceder los siguientes premios:
1er PREMIO Fatima Conesa
2º PREMIO David Arteagoitia
3er PREMIO Jose Rincon
4º PREMIO Jose Perez Garcinuño
5º PREMIO Ewelina Szydelko

25 octubre 2011

Curso de Serigrafía sobre papel







Realización de original, insolación, revelado y estampación


Realización de clisado manual, directo con lapiz litográfico
cliche manual y fotolito. Emulsionado



Montaje y tensado de una pantalla de madera con grapas


Desglose de colores